Vida más allá de la Privacidad
Hace un año o dos debatíamos con Joan Crespo, Director de la Agència de Protecció de Dades de Andorra, sobre una de las posturas u opinión presentada en la anterior reunión de Agencias de Protección de datos en Bruselas; en cinco años no tendrá sentido mantener las agencias.
Nos ceñimos a los datos, y podemos constatar que la mayoría de las Agencias en Europa tienen Carácter consultivo, en todos los casos no pueden actuar de oficio y en casi todos por no decir todos los Países, se escapan de su jurisdicción Gobiernos, instituciones Gubernamentales y empresas.
Hemos mantenido diversas reuniones con diferentes Agencias Europeas en los últimos cuatro meses así cómo con una cincuentena de operadoras de telecomunicaciones y afortunadamente para nuestro estudio, con dos ministerios de interior, y especialmente con sus responsables de crimen cibernético.
La opinión generalizada de las Agencias, es que están al borde el del colapso, sin poder y con menos recursos que cuando se crearon, y sin entrar a analizar los grandes casos de multinacionales de Internet, intentando sobrevivir a un abuso de más del 90% de las demandas que llegan a sus mesas. Hay Agencias que descartan directamente por ser evidentes fraudes o uso fraudulento de las Agencias, el 80% de las demandas que llegan; venganzas personales o empresariales, trabajadores que quieren quitarse de encima a su encargado o jefe, divorcios y hasta envidias entre vecinos.
Pero la pregunta sigue siendo donde empieza y donde acaba la privacidad, y ante la gran cantidad de subterfugios que se usan para pedir y usar los datos y el valor de estos, junto a una falta generalizada de cultura de los datos, amén de un amor al Ego exacerbado en la generación Smartphone, nadie sabe dónde están ni para que se usan sus datos.
Uno de los abogados de una compañía de telecomunicaciones Alemana nos explica cómo han llegado en un plan piloto a prever la morosidad y el consumo de cada usuario con una certeza del 100% cruzando todos los datos que mueve el cliente, y que dentro del mismo plan piloto llegaron a generar un 3000% de beneficio adicional con la venta de servicios basados en los datos del cliente, desde servicios sanitarios a consumo o bancarios. Cuando preguntamos que usaron, la respuesta fue clara e inequívoca, todo. Desde sus conversaciones a su GPS, de su teléfono a su cuenta bancaria, y respetando estrictamente los contratos de confidencialidad firmados por el cliente en cada caso.
El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento; esta misma regla se aplica en todos los contratos de privacidad, la mayoría de usuarios los desconoce, los entiende o simplemente los lee, y con esta premisa cumplir o demandar a quien no los cumple se ve comprometido por las diferentes interpretaciones, y un largo periplo judicial, si fuera el caso.
Un antiguo comisario europeo de agricultura con el que coincidimos en un restaurante, interesado en charlar con nosotros por la evolución negativa de la agricultura en Andorra, y la pérdida de identidad que comporta la uniformidad agrícola, como parte de la cultura de los pueblos, nos da la mejor explicación al enorme embrollo en Protección de datos. Únicamente hay que mirar la fiscalidad Europea, de Unión Europea únicamente tiene lo que cada uno pueda llevarse a casa, pero ni euro ni parlamento europeo, cada uno su fiscalidad, sus arreglos y ninguna voluntad a cambiarlo. Todos quieren entrar y cobrar, pero cuando es hora de pagar todos querrían salir.
Estoy completamente de acuerdo ‘chacun pour soi, Dieu pour tous’ y en materia de protección de datos, con el agravante de que los mismos Gobiernos son los primeros que ni quieren oír hablar de ello.
Hace cuatro meses que intentamos reunirnos con un ministro, queremos poner en la mesa la pregunta de qué legislación puede autorizar a censurar, coartar e intervenir las comunicaciones privadas de los ciudadanos en base “a lo que sea”. Esperamos recibir respuestas del tipo la “seguridad nacional”, el “interés común” del cual Europa ya ha definido muy bien que es y que no es interés común. Sin éxito hasta ahora, pero la respuesta nos la da uno de los primeros responsables en Europa de analizar y preparar para el parlamento europeo, las directivas de privacidad en los años 80; la vulneración de la privacidad es continua hoy en día, y la resolución es tan lenta y a la vez tan obsoleta, que los beneficios obtenidos por la violación de esta privacidad a lo largo de un año, se usarán en contra de los usuarios el resto de sus vidas.
Este punto me interesa, ¿me está diciendo que el espionaje oficializado de los usuarios de una empresa, Gobierno, clientes o usuarios, serán usados años y serán válidos?
Si, las trazas y comportamiento obtenidos de las comunicaciones de un usuario durante un año, serán válidas, por lo que sabemos hoy, durante cincuenta años. Es más serán compartidas, analizadas y comparadas con patrones posteriores más de mil veces, reajustando esos patrones con las desviaciones sociales de los nuevos datos obtenidos de otras personas. No es necesario volver a espiar o analizar al individuo, el resto nos darán las respuestas a las evoluciones personales.
Me viene a la memoria el recuerdo de las clases de administración de empresas y contabilidad del viejo profesor Sr. Rodeja de Escaldes, lo que en aquella época se venía a llamar ‘secretariado’ para las señoritas, los caballeros era administración de números contables. Fue una de las primeras personas en hablarnos de recursos humanos y análisis del comportamiento, y nos presentó en su momento un estudio de qué haríamos cada uno en la vida. Hace años, bastantes le pregunté en que se había basado para ello; su respuesta fue de que cada año tenía un número parecido de alumnos, sabía los que empezaron y los que acabaron, y todo lo que pasaba por nuestras vidas, aplicar el patrón junto a la experiencia le daba la respuesta.
Personalmente, y no sin dejar de pensar en el excelente trabajo de las cinco agencias que conocemos más directamente, he sido siempre escéptico con ellas, viendo en su creación algo similar a las bulas papales o “les parceles de cel” con las que Gobiernos e instituciones se perdonan las faltas y el abuso. Legislaciones débiles, atribuciones recortadas y atadas de pies y manos, junto a un abuso y mal uso en beneficio personal de quienes han encontrado en ellas el arma arrojadiza contra quien les molesta en el camino.
Si a todo ello sumamos el ego crecido de los últimos años que ha venido a relevar aquel diario personal escondido bajo la almohada por el Facebook o el Instagram, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que los amigos de lo ajeno hagan su agosto con nuestra privacidad. ¿Es obligación de cada usuario conocer y entender cada uno de los contratos que se le presentan? ¿O esta recae en quien está comercializando nuestra vida privada?
Coincidimos en el TGV de París con un antiguo responsable de prensa de un Gobierno civil en Catalunya, y nos recuerda la cantidad de partidos políticos que se creaban en España en los 80 y 90 con el único fin de tener acceso al censo electoral y vender este. Nos explica cómo una empresa ofrecía servicio a estos partidos para “limpiar y depurar según intereses”; la misma empresa luego lo revendía a la competencia de quien compraba diciendo quien había comprado la información. Confidencia por confidencia, no puedo dejar de explicarle la historia de una empresa de cds que fue a un ayuntamiento a venderles una copiadora que era capaz de copiar e indexar la guía telefónica en 72 horas y dejarla indexada en cds. El jefe de la guardia urbana dimitió el mismo día y montó una empresa de ‘investigaciones’ con ocho de las máquinas que el ayuntamiento no quiso comprar. Hoy su empresa está muy “demodé” por algunos casos mediáticos, pero durante casi veinte años ha gestionado los datos de más de seis millones de personas.
¿Tienen los días contados las Agencias y las legislaciones de protección de datos? Soy de los que creo que hoy sería más beneficioso el cierre de todas, la clausura de sus legislaciones nacidas vacías de contenido y valor, y la especialización de la justicia en materia de protección de datos. Sin más, si recurrimos a la base de nuestra legislación encontramos en el Derecho Romano capítulos más ajustados a la realidad de la sociedad actual, que la mayoría de legislaciones sobre protección de datos en Europa; os recomiendo una rápida y enriquecedora lectura del “Derecho al honor y la honra” con capítulos cómo el “libellus famosus” el “Convicium” o más ajustado a la realidad de hoy el que se consideraba una “disminución de la existimatio” por declaración de infamia, que únicamente podían levantar el emperador o el senado.
Es el paralelismo mismo de la fiscalidad en Europa, ni existe la voluntad de una fiscalidad justa y unificada, al igual que una legislación de protección de datos. Son demasiados intereses en juego, lamentablemente no los nuestros.
Jan Arbona – e-andorra